El pasado sábado decidimos ir a San Pedro de
Rocas, hacía años de la última visita y nos había quedado un recuerdo precioso
y mucha curiosidad.
Escondido entre robles, castaños y grandes rocas uno no se imagina la belleza
de esta iglesia rupestre, excavada en la
roca viva. Lo primero que se ve, rodeando el edificio de la Casa Prioral del antiguo monasterio
benedictino, es el campanario situado en la
cima de una enorme roca de unos 14 metros de altura unida la iglesia. El
campanario ahora no tiene campanas pero aun así es maravillosa.
La iglesia esta excavada enteramente en la
roca y en el suelo hay talladas sepulcros antropomórficos,
también fuera de la iglesia se pueden ver algunos más en el suelo y otro en la
pared del fondo, ocho sepulcros antropoides que pertenecieron al primitivo
claustro suevo. La lluvia impidió que pudiera hacer buenas fotos pero aun así
se puede ver en ellas la belleza del monasterio más antiguo de Galicia sus
orígenes se remontan al año 573.
En el interior de la iglesia, en la nave
central hay un altar con un Cristo
crucificado, una talla románica y por un hueco excavado en la roca del la bóveda
entra una luz directamente del exterior.
Hay también sepulcros
esculpidos en la pared, en los que se representan dos figuras yacentes.
Por
un rato la lluvia ceso y pudimos hacer el recorrido completo, Pepe subió al
campanario mientras yo visite el antiguo cementerio en el que aun se pueden ver
tres tumbas de piedra en el suelo y un panteón, éste con varios nichos todos
abiertos, Por unas escaleras se accede a la parte posterior en donde hay otra
escalera excavada en la roca y unos pequeños escalones para acceder a una
pequeña fuente, todo ello escavado en la roca, el osario se encuentra tapiado.
Saliendo
ya del cementerio y del campanario, por
un sendero empedrado y rodeado de frondosos árboles, se llega a la Fuente de
San Benito. Escondida entre grandes rocas todas vestidas de musco verde y
brillante por la lluvia caída, se encuentra, como todo en este entorno,
excavada en una roca plana del suelo. Las monedas que fueron echando los
visitantes seguramente pidiendo algún deseo, brillaban en el fondo.
“El más antiguo de Galicia, sus orígenes se remontan al año
573, según consta en el Ara que se conserva en el Museo Arqueológico de
Ourense. En este mismo documento se citan los nombres de algunos de los monjes
que lo fundaron: "HEREDITAS, N... EUFRAXI, EUSANI, QUINEDI, EACI, FLAVI,
RUVE,".
El Monasterio de San Pedro de Roca es el único ejemplo de
iglesia rupestre, excavada en la roca viva, de la comunidad gallega.
Con las invasiones árabes del año 711 los anacoretas lo
abandonaron.
A finales del S. IX, el rey Alfonso III le concedió
privilegios e implanto en él la regla benedictina.
El Monasterio de San Pedro de Roca sufrió varios incendios,
el primero en el siglo XI siendo su abad Aloito. En el año 1.641, siendo ya un
priorato administrativo dependiente de Celanova, un nuevo incendio destruye el
edificio monasterial, dando lugar en su reconstrucción al actual.
Esta curiosa iglesia rupestre, presenta tres capillas
primitivas excavadas en la roca, comunicadas entre sí, con arcos de entrada
decorados singularmente (columnas adosadas y capiteles labrados en la misma
roca); conservan los altares primitivos en forma de mesas. Destacan ocho
sepulcros antropoides que pertenecieron al primitivo claustro suevo.
En el Monasterio de San Pedro de Roca encontraremos unas
pinturas murales muy interesantes datadas entre 1.175 y 1.200, inspirada en un
Beato.
En el año 573 el hijo de Teodomiro, Miro gobierna el
noroeste de Hispania, un año antes Leovigildo, asociado al trono visigodo por
su hermano Liuva, obtiene el reinado tras la muerte de este.
En este contexto siete ascetas se instalan en esta zona -
hoy perteneciente al Concello de Esgos - en el año 573 para retirarse a una
vida de oración y meditación según consta en la lápida fundacional que se
conserva en el Museo Arqueológico de Ourense. En esta lápida aparecen los
nombres de algunos de los monjes fundadores: “Hereditas, N….. Eufraxi, Eusani,
Quinedi, Eaci, Flavi, Ruve” refiriéndose a ellos como “los herederos” lo que
induce a creer que el monasterio habría sido construido con anterioridad.
Las continuas disputas entre suevos y visigodos finalizan
cuando Leovigildo, en el año 585, invade y devasta el reino suevo
convirtiéndolo en una provincia más del reino visigodo y restaurando el
arrianismo.
El año 711, tras una serie de monarcas mediocres y años de
sequía y hambruna y coincidiendo con la invasión árabe de la península, el
monasterio es abandonado cayendo en el olvido.
En el siglo X y según la reza en la leyenda, un caballero
llamado Gemondus lo descubre durante una jornada de caza cuando perseguía a un
jabalí. Gemondus se queda a vivir en el lugar como eremita, siendo nombrado
abad por otros caballeros que se le unen para formar una comunidad monástica
bajo la regla benedictina.
Desde entonces ha sufrido varios incendios, el primero en el
siglo XI siendo abad Aloito y el último, que produjo su abandono, a principios
del siglo XX.
En 1923 fue declarado Monumento Histórico-Artístico.
Se trata del más antiguo testimonio de la vida eremita de
Galicia y uno de los más antiguos de toda Europa.”